Oliverio Girondo (Buenos Aires, 17 de agosto de 1891 - Ib., 24 de enero de 1967) fue un poeta argentino.
Nació en el seno de una familia adinerada. Sus padres, Josefa Uriburu y Juan Girondo, le permitieron desde niño viajar a Alemania, Italia, Bélgica y España. En Buenos Aires vivió sus primeros días en la calle Lavalle 1035.
Debido a estos viajes, parte de sus estudios secundarios fueron realizados en Inglaterra (Londres) y en el Colegio Albert Le Grand en Acueil de Francia, país en el que entabló amistad con el poeta Supervielle, con quien asistiría a manifestaciones surrealistas.
Una vez radicado en Buenos Aires, recibe su título de abogado.
En 1930 recorre el Nilo desde Egipto hasta el lago Victoria, y visita Marruecos.
Participó en las revistas que señalaron la llegada del ultraísmo (la primera vanguardia que se desarrolló en Argentina), como Proa, Prisma y Martín Fierro, en las que también escribieron Jorge Luis Borges, Raúl González Tuñón, Macedonio Fernández y Leopoldo Marechal, la mayoría de ellos del Grupo de Florida que en contraposición al Grupo de Boedo se caracterizaba por su estilo elitista y vanguardista.
Girondo fue uno de los animadores principales de ese movimiento. Y ejerció influencia sobre poetas de las generaciones posteriores, entre ellos el surrealista Enrique Molina, con quien tradujo Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud.
Sus primeros poemas, llenos de color e ironía, superan el simple apunte pintoresco y constituyen una exaltación del cosmopolitismo y de la nueva vida urbana e intentan una crítica de costumbres.
En 1925 publica su segundo libro, "Calcomanías", y la edición de bolsillo de "Veinte poemas..."
En 1926, en un almuerzo organizado en honor a Ricardo Güiraldes, conoce a Norah Lange, poeta con la cual se casa en 1943 y con quien emprendería innumerables viajes.
Desde 1934 mantuvo una importante amistad con Pablo Neruda y Federico García Lorca, quienes por esa época se hallaban en Buenos Aires.
Acerca de su último libro, "En la masmédula" (1953), Enrique Molina señaló: "Hasta la estructura misma del lenguaje sufre el impacto de la energía poética desencadenada en este libro único. Al punto que las palabras mismas dejan de separarse individualmente para fundirse en grupos, en otras unidades más complejas, especie de superpalabras con significaciones múltiples y polivalentes, que proceden tanto de su sentido semántico como de las asociaciones fonéticas". Algunos críticos relacionaron este último gesto vanguardista de Girondo con un libro igualmente desesperado, constructor y destructor del sentido: "Trilce", del peruano César Vallejo.
Sus autores favoritos eran Remy de Gourmont, Rubén Dario, Nietzsche. Su mentor fue su hermano Eduardo.
"Su poesía no es fácil y menos tranquilizadora, tiene el carácter inquietante de toda exploración de lo desconocido y significa el esfuerzo de un hombre que intenta penetrar en la densidad de lo indecible, para volver con su cosecha y ofrecerla como mensaje"
Entre sus numerosas amistades figuran Salvador Dali, Macedonio Fernández, Rafael Alberti, Gómez de la Serna (quien publicó un ensayo sobre Girondo en "Retratos Contemporáneos") y Aus Keller (con quien asistía a tertulias llamadas "Peñas" de la revista "Martín Fierro")
En 1961 sufrió un accidente que lo dejó imposibilitado físicamente. Murió el 24 de enero de 1967.